En el comercio los protagonistas son las personas; los comerciantes que se levantan antes de amanecer para ir a buscar productos frescos de primera necesidad; los que dejan su casa durante días para viajar buscando nuevos productos, nuevas ideas, que permitan presentar unos establecimientos diferentes; los que arriesgan su patrimonio para invertir en un negocio que generará riqueza en su entorno y facilitará empleo a muchas personas; los que, pase lo que pase, abren la puerta de su casa a los ciudadanos cada día con una sonrisa; los que procuran satisfacer las necesidades y demandas de sus clientes a pesar de todas las dificultades, para que los recuerden cuando vayan a tomar sus decisiones de compra.

Pero también en el comercio son protagonistas los clientes; los que llevan toda la vida entrando a comprar de manera habitual en las tiendas del barrio; los que buscan algo especial para una ocasión; los que acuden a la tienda porque les falta algo para hacer la comida ese día o porque quieren un producto de calidad y un consejo de un profesional; los que están de paso y quieren llevarse un recuerdo; los que buscan la mejor oferta porque la situación económica es difícil; los que simplemente salen de compras, a mirar, aunque no compren nada.

Son miles y miles de contactos personales, de saludos, de sonrisas, de sorpresas, también en ocasiones de quejas, los que se producen cada día en la ciudad gracias al comercio. Para algunas personas el contacto humano que le permite el acto de la compra será el único o al menos el más importante que tendrá a lo largo del día; personas que gracias al servicio del comercio suple sus problemas de movilidad; personas para las que el comerciante es un amigo, incluso un confidente y en quien depositan su confianza.

El comercio presenta comerciantes que llevan “toda una vida” y más, varias generaciones desarrollando la actividad y que cuentan con la experiencia inestimable que dan los años de contacto con los clientes y también ofrece una oportunidad a los emprendedores que ven el momento de ofrecer nuevos productos y nuevos servicios. Todos enriquecen el comercio y enriquecen a la ciudad.

El comercio da servicio a todas las personas de manera incluyente, ya sean vecinos de toda la vida, alguien que acaba de trasladarse, inmigrantes, visitantes o turistas; al margen de su nivel económico o estatus social, porque en el comercio de proximidad las personas siempre son bienvenidas y la relación personal, aunque se produzca a través de las nuevas tecnologías de la comunicación, sigue siendo insustituible porque nos aporta cercanía, confianza, y sobre todo una experiencia única que hace memorables miles de recuerdos, de percepciones -colores, texturas, sonidos, ideas, imágenes- y que contribuyen a mejorar nuestra calidad de vida en muchos sentidos.

En el comercio los protagonistas son las personas; los comerciantes que se levantan antes de amanecer para ir a buscar productos frescos de primera necesidad; los que dejan su casa durante días para viajar buscando nuevos productos, nuevas ideas, que permitan presentar unos establecimientos diferentes; los que arriesgan su patrimonio para invertir en un negocio que generará riqueza en su entorno y facilitará empleo a muchas personas; los que, pase lo que pase, abren la puerta de su casa a los ciudadanos cada día con una sonrisa; los que procuran satisfacer las necesidades y demandas de sus clientes a pesar de todas las dificultades, para que los recuerden cuando vayan a tomar sus decisiones de compra.

Pero también en el comercio son protagonistas los clientes; los que llevan toda la vida entrando a comprar de manera habitual en las tiendas del barrio; los que buscan algo especial para una ocasión; los que acuden a la tienda porque les falta algo para hacer la comida ese día o porque quieren un producto de calidad y un consejo de un profesional; los que están de paso y quieren llevarse un recuerdo; los que buscan la mejor oferta porque la situación económica es difícil; los que simplemente salen de compras, a mirar, aunque no compren nada.

Son miles y miles de contactos personales, de saludos, de sonrisas, de sorpresas, también en ocasiones de quejas, los que se producen cada día en la ciudad gracias al comercio. Para algunas personas el contacto humano que le permite el acto de la compra será el único o al menos el más importante que tendrá a lo largo del día; personas que gracias al servicio del comercio suple sus problemas de movilidad; personas para las que el comerciante es un amigo, incluso un confidente y en quien depositan su confianza.

El comercio presenta comerciantes que llevan “toda una vida” y más, varias generaciones desarrollando la actividad y que cuentan con la experiencia inestimable que dan los años de contacto con los clientes y también ofrece una oportunidad a los emprendedores que ven el momento de ofrecer nuevos productos y nuevos servicios. Todos enriquecen el comercio y enriquecen a la ciudad.

El comercio da servicio a todas las personas de manera incluyente, ya sean vecinos de toda la vida, alguien que acaba de trasladarse, inmigrantes, visitantes o turistas; al margen de su nivel económico o estatus social, porque en el comercio de proximidad las personas siempre son bienvenidas y la relación personal, aunque se produzca a través de las nuevas tecnologías de la comunicación, sigue siendo insustituible porque nos aporta cercanía, confianza, y sobre todo una experiencia única que hace memorables miles de recuerdos, de percepciones -colores, texturas, sonidos, ideas, imágenes- y que contribuyen a mejorar nuestra calidad de vida en muchos sentidos.